domingo, 23 de octubre de 2016

VÍDEO RESUMEN DE LAS CLASES DE SOCIALES

Me he emocionado mucho realizando este vídeo resumen de las clases de Ciencias Sociales del año pasado. Espero que os guste. Hubo muchísimos trabajos de gran calidad. Esto es solo un resumen.
Os dejo también el cuento de la despedida que escribí para la última clase conjunta con las profesoras de Lenguaje Musical.
Hasta siempre, chicos.
Os llevo en el corazón. Espero que la curiosidad y la creatividad siempre os acompañen.






LA DESPEDIDA

Había llegado el verano.
Los alumnos habían dejado el monasterio y se habían marchado a sus pueblos y ciudades.
Atrás quedaban las canciones y partituras,
Las sonatas y corales.
El Padre echó la llave al cuarto del laboratorio musical,
Donde había sido astrónomo, alquimista y cartógrafo,
Romano, arqueólogo y aventurero.
Allí había sido amigo y maestro,
Músico y compositor.

Antonio Soler aprovechaba las mañanas para pasear por el jardín de la Herrería,
Visitar la silla de Felipe II y refrescarse en las fuentes del camino.
A veces releía las cartas de sus amigos de las comunidades de España,
Recordaba sus viajes por el mundo,
Visitaba a su amigo el alquimista
Y también la biblioteca.
Allí escondió La Partitura Perdida,
Que tal vez unos niños descubrirían más tarde,
En pleno siglo XXI,
Gracias a una misteriosa grabación…

Allí descubrió antiguos libros de historia y mitología.
Así, leyó atentamente “La Metamorfosis” de Ovidio y “La Eneida” de Virgilio.
En este último, descubrió la historia de Dido y Eneas.
Una historia de amor que más tarde convirtió Purcell en una ópera.
En ella Dido, reina de Cartago se enamora del troyano Eneas.

Aquella misma tarde,
Pensando en el amor y sus consecuencias,
Se quedó mirando la bóveda de la biblioteca,
Allí contempló ensimismado las artes que tanto le había gustado aprender:
El Trivium: Gramática, Retórica y Dialéctica.
El Cuatrivium: Aritmética, Música, Geometría y Astronomía.
Sin duda, la música era su favorita.
El mito de Orfeo era apasionante.
Aquél dios que gracias al poder de su lira,
Durmió al mismo dios del Infierno,
Para así recuperar a su amor: Eurídice.
Y que tan bien había plasmado en partituras el gran maestro Gluck.




Y así, pasó sus días de verano,
Esperando las moras de septiembre
Entre olor a pinos y sonidos de grillo.
Nuevos pupilos llegarían…
Que sellarían por siempre su destino,
Con música y ritmo,
Con ganas de aprender y mucho cariño.

El misterio del monasterio había sido resuelto.



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